El vacío de la maternidad: madre no hay más que ninguna
de Victoria Sau
Para leer on line click aquí
Cuando aún no era mamá no me lo había planteado, pero absorbida por el sistema compartía la opinión de escolarizar a los niños desde bien chiquitos. Aproximadamente a los dos 2 añitos, lo que aún para muchos puede parecer tarde. Supongo que me dejaba llevar por las siguientes famosas razones: tiene que aprender a compartir, a sociabilizar, para que no se aburra, para que reciba estimulación y algunas más.
Ya cuando Isi nació cambié totalmente de opinión. Empecé a pensar en mandarlo al jardín lo más tarde posible, lo que para mi significa a los 4, o como mucho 5 años.
Hoy paseando por la blogósfera me encontré con un grupo de familias que no llevan a sus hijos a la escuela. Y me puse a pensar... ¿Qué pasa si Isi también crece sin ir al jardín?
De liberación personal, de desahogo, contenedor de ideas, de encuentro conmigo misma, con mi sombra, con otras personas y con sus respectivas sombras...